miércoles, 20 de mayo de 2009

SECTOR TERCIARIO


El sector económico que se dedica a la prestación de servicios a las personas y a las empresas de tal manera que puedan dedicar su tiempo a trabajar o al ocio, sin necesidad de hacer todas las tareas que requiere la vida en una sociedad desarrollada.
El sector terciario se dedica, sobre todo, a ofrecer servicios a la sociedad, a las personas y a las empresas. Lo cual significa una gama muy amplia de actividades que está en constante aumento. Esta heterogeneidad abarca desde la tienda de la esquina, hasta las altas finanzas o el Estado. Es un sector que no produce bienes, pero que es fundamental en una sociedad capitalista desarrollada. Su labor consiste en proporcionar a la población todos los productos que fabrica la industria, obtiene la agricultura e incluso el propio sector servicios. Gracias a ellos tenemos tiempo para realizar las múltiples tareas que exige la vida en la sociedad capitalista de
consumo de masas: producir, consumir y ocupar el tiempo de ocio.
El sector servicios aumenta progresivamente con el desarrollo de la sociedad capitalista. Durante el
Antiguo Régimen era muy escaso, reduciéndose a las ferias locales, la Administración del Estado y poco más. Comienza a aumentar con los inicios de la revolución industrial, y con la concentración de la población en las ciudades, que hace aparecer en ellas las tiendas permanentes, los servicios bancarios, etc. Además, la Administración del Estado se vuelve más compleja. Se tiende a mejorar la gestión y distribución de los bienes, pero el aumento espectacular se da tras la segunda guerra mundial y el desarrollo del Estado del bienestar. Actualmente es el sector que más contribuye al PIB y el que más población activa ocupa, llegando hasta el 90% en países pequeños y ricos, como Luxemburgo o Bélgica.
Esta inflación de servicios se debe a la producción de bienes de consumo por parte de la industria y a la inversión en servicios. Durante los años 80 y 90 también se ha producido un aumento espectacular de la productividad en los servicios, gracias a las nuevas tecnologías, y sobre todo a la
informática. El exceso de capitales, fuerza de trabajo y mercancías producido, no se puede transferir a otros sectores, lo que implica un aumento del paro espectacular, y estructural, y una inflación de los servicios, único sector con capacidad de crecer a corto plazo.
Pero tener unos porcentajes altos de población activa en el sector servicios no es exclusivo de los países ricos, sino que también en el
Tercer Mundo hay esos mismos índices de trabajadores en este sector. La diferencia está en que en el Tercer Mundo no hay industria que sostenga el desarrollo de los servicios, y la mayoría de ellos son servicios personales, domésticos o actividades sumergidas. Es la existencia de grandes ciudades en los países subdesarrollados lo que propicia esta situación, junto a las grandes desigualdades sociales. El sector económico que se dedica a la prestación de servicios a las personas y a las empresas de tal manera que puedan dedicar su tiempo a trabajar o al ocio, sin necesidad de hacer todas las tareas que requiere la vida en una sociedad desarrollada.
El sector terciario se dedica, sobre todo, a ofrecer servicios a la sociedad, a las personas y a las empresas. Lo cual significa una gama muy amplia de actividades que está en constante aumento. Esta heterogeneidad abarca desde la tienda de la esquina, hasta las altas finanzas o el Estado. Es un sector que no produce bienes, pero que es fundamental en una sociedad capitalista desarrollada. Su labor consiste en proporcionar a la población todos los productos que fabrica la industria, obtiene la agricultura e incluso el propio sector servicios. Gracias a ellos tenemos tiempo para realizar las múltiples tareas que exige la vida en la sociedad capitalista de
consumo de masas: producir, consumir y ocupar el tiempo de ocio.
El sector servicios aumenta progresivamente con el desarrollo de la sociedad capitalista. Durante el
Antiguo Régimen era muy escaso, reduciéndose a las ferias locales, la Administración del Estado y poco más. Comienza a aumentar con los inicios de la revolución industrial, y con la concentración de la población en las ciudades, que hace aparecer en ellas las tiendas permanentes, los servicios bancarios, etc. Además, la Administración del Estado se vuelve más compleja. Se tiende a mejorar la gestión y distribución de los bienes, pero el aumento espectacular se da tras la segunda guerra mundial y el desarrollo del Estado del bienestar. Actualmente es el sector que más contribuye al PIB y el que más población activa ocupa, llegando hasta el 90% en países pequeños y ricos, como Luxemburgo o Bélgica.
Esta inflación de servicios se debe a la producción de bienes de consumo por parte de la industria y a la inversión en servicios. Durante los años 80 y 90 también se ha producido un aumento espectacular de la productividad en los servicios, gracias a las nuevas tecnologías, y sobre todo a la
informática. El exceso de capitales, fuerza de trabajo y mercancías producido, no se puede transferir a otros sectores, lo que implica un aumento del paro espectacular, y estructural, y una inflación de los servicios, único sector con capacidad de crecer a corto plazo.
Pero tener unos porcentajes altos de población activa en el sector servicios no es exclusivo de los países ricos, sino que también en el
Tercer Mundo hay esos mismos índices de trabajadores en este sector. La diferencia está en que en el Tercer Mundo no hay industria que sostenga el desarrollo de los servicios, y la mayoría de ellos son servicios personales, domésticos o actividades sumergidas. Es la existencia de grandes ciudades en los países subdesarrollados lo que propicia esta situación, junto a las grandes desigualdades sociales. El sector económico que se dedica a la prestación de servicios a las personas y a las empresas de tal manera que puedan dedicar su tiempo a trabajar o al ocio, sin necesidad de hacer todas las tareas que requiere la vida en una sociedad desarrollada.
El sector terciario se dedica, sobre todo, a ofrecer servicios a la sociedad, a las personas y a las empresas. Lo cual significa una gama muy amplia de actividades que está en constante aumento. Esta heterogeneidad abarca desde la tienda de la esquina, hasta las altas finanzas o el Estado. Es un sector que no produce bienes, pero que es fundamental en una sociedad capitalista desarrollada. Su labor consiste en proporcionar a la población todos los productos que fabrica la industria, obtiene la agricultura e incluso el propio sector servicios. Gracias a ellos tenemos tiempo para realizar las múltiples tareas que exige la vida en la sociedad capitalista de
consumo de masas: producir, consumir y ocupar el tiempo de ocio.
El sector servicios aumenta progresivamente con el desarrollo de la sociedad capitalista. Durante el
Antiguo Régimen era muy escaso, reduciéndose a las ferias locales, la Administración del Estado y poco más. Comienza a aumentar con los inicios de la revolución industrial, y con la concentración de la población en las ciudades, que hace aparecer en ellas las tiendas permanentes, los servicios bancarios, etc. Además, la Administración del Estado se vuelve más compleja. Se tiende a mejorar la gestión y distribución de los bienes, pero el aumento espectacular se da tras la segunda guerra mundial y el desarrollo del Estado del bienestar. Actualmente es el sector que más contribuye al PIB y el que más población activa ocupa, llegando hasta el 90% en países pequeños y ricos, como Luxemburgo o Bélgica.
Esta inflación de servicios se debe a la producción de bienes de consumo por parte de la industria y a la inversión en servicios. Durante los años 80 y 90 también se ha producido un aumento espectacular de la productividad en los servicios, gracias a las nuevas tecnologías, y sobre todo a la
informática. El exceso de capitales, fuerza de trabajo y mercancías producido, no se puede transferir a otros sectores, lo que implica un aumento del paro espectacular, y estructural, y una inflación de los servicios, único sector con capacidad de crecer a corto plazo.
Pero tener unos porcentajes altos de población activa en el sector servicios no es exclusivo de los países ricos, sino que también en el
Tercer Mundo hay esos mismos índices de trabajadores en este sector. La diferencia está en que en el Tercer Mundo no hay industria que sostenga el desarrollo de los servicios, y la mayoría de ellos son servicios personales, domésticos o actividades sumergidas. Es la existencia de grandes ciudades en los países subdesarrollados lo que propicia esta situación, junto a las grandes desigualdades sociales.

sector secundario

ACTIVIDADES DEL SECTOR SECUNDARIO
La industria colombiana se concentra básicamente en tres ciudades (Bogotá, Medellín y Cali), siendo la capital la que se ha convertido en el mayor centro productivo y económico del país. Conviene destacar que otras ciudades que van teniendo una notable presencia industrial en sus áreas de influencia son Barranquilla y Cartagena. Colombia, como la mayoría de los países iberoamericanos, ha conocido un gran desarrollo industrial, especialmente manufacturero, que comienza en el decenio de los setenta y que durante años ha venido diversificando su producción apoyado en una política de substitución de las importaciones y en el crecimiento de la demanda interna, así como por los nuevos regímenes restrictivos a las compras en el exterior. Como complemento, el Gobierno alentó y puso en marcha aquellos sectores productivos de menor interés para el sector privado, aunque representaban campos industriales y estructurales de indudable importancia para el desarrollo del resto de la economía nacional. Mediante esta política, el país ha logrado el autoabastecimiento de la mayoría de los bienes y servicios de consumo, incluidos capítulos tan importantes como el textil y la confección, el acero, los metales, la refinación de petróleo, las artes gráficas, la alimentación, los automóviles, los productos petroquímicos, etc.
En Colombia la industria manufacturera venía operando con elevados sistemas proteccionistas, beneficiándose incluso de importaciones exoneradas de impuestos, principalmente de componentes y materiales para su incorporación a los diferentes procesos industriales. En los últimos años se ha llevado a cabo el desmantelamiento de dichos sistemas, eliminando las barreras arancelarias y liberalizando en gran medida el comercio; una vez superado el impacto inicial de estas medidas, se ha provocado un incremento de la productividad, que, junto a una reducción en los costos de operación, ha permitido una mayor competitividad de los productos nacionales y como consecuencia un aumento de las exportaciones no tradicionales. Este programa, denominado "Apertura Económica", viene siendo la piedra angular del actual desarrollo industrial del país. Entre los años 1990 y 1994 el desempeño del sector fue positivo pero, por contra, basó su dinamismo en el fuerte crecimiento de la demanda interna asociada al auge de la construcción y, en menor medida, al crecimiento también espectacular de la demanda de vehículos automotores. En 1995 el crecimiento de la producción de la industria manufacturera alcanzo una tasa del 3,5%, inferior en 1,4 puntos a la del año anterior; estos signos de desaceleración persistieron durante el año 1996. La producción industrial, sin incluir el proceso de trilla del café, experimentó un saldo negativo del 3,36%. Según los estudios realizados por el Gobierno, los factores que han limitado el crecimiento del sector en este período estuvieron asociados con la falta de demanda, los altos costos financieros, la lenta rotación de cartera y el contrabando. En el año 1997 se volvió a retornar a la senda del crecimiento (2,5%); por último, en enero de 1998 se alcanzaba una tasa de crecimiento de la producción real industrial superior al 8%.
Analizando la evolución sectorial del presente decenio, hay que resaltar los siguientes comportamientos: continuidad de la dinámica productiva en los sectores de derivados del petróleo y alimentario, que alcanzaron crecimientos más altos que la media hasta 1996; y, de igual forma, el sector textil mantiene su tasa de crecimiento en un nivel elevado, incluso en 1996, cuando todos los demás registraron resultados negativos. En 1997 la inversión extranjera en el sector de la industria manufacturera representó el 21,8% del total recibido por Colombia, reflejando un ligero descenso con relación al año anterior cuando representó el 34,4% del total. La inversión extranjera total acumulada en el sector de manufacturas hasta 1997 superaba los 4.000 millones de dólares, cantidad equivalente al 36,8% del total de la inversión extranjera realizada, exceptuando el sector petrolero.
INDUSTRIA ALIMENTARIA Las industrias de los alimentos y las bebidas representan más del 27% del total de la producción real industrial; en el año 1997 la industria de alimentos se adjudicaba el 21,36% y la de bebidas el 5,78%, de ese total. La industria de los alimentos, especialmente, ha sido líder dentro del proceso de desarrollo industrial nacional. Así, en los tres primeros años de la década de los años noventa se incrementó la productividad laboral del sector en un 2,7%, medio punto por encima del conjunto de la industria. En el marco del proceso de apertura, este sector desplegó una serie de estrategias de competitividad para lograr una mayor eficiencia en los procesos y más racionalización de los costos operativos. Las grandes empresas de este sector, como parte de su estrategia, también se han convertido en importadoras y comercializadoras de marcas internacionales reconocidas; sin duda, una de las mayores fortalezas de esta actividad son los canales de distribución. En 1995 el sector de los alimentos procesados logró un acelerado crecimiento de su producción (9,2%), multiplicando por cuatro la tasa conseguida en 1994 (2,2%); sin embargo, en 1996 declina su crecimiento (2,4%) y retrocede en 1997 (-0,32%), aunque en enero de 1998 el crecimiento vuelve a cifras positivas (4,14%). La inversión extranjera refleja la importancia de este sector industrial en la economía nacional. En 1997 las inversiones en las industrias de los alimentos, las bebidas y el tabaco sumaron 177 millones de dólares, cifra que representa el 27,7% del total aportado para la industria manufacturera. La inversión extranjera total acumulada en estas industrias hasta 1997 era de 866,8 millones de dólares, cantidad equivalente al 7,7% del total de las inversiones acumuladas desde 1968. Las ramas receptoras de estas inversiones fueron la fabricación de productos lácteos, el envasado y la conservación de frutas y legumbres, la elaboración de alimentos preparados para animales, las bebidas malteadas y maltas, el tabaco y el procesamiento de sus productos, los aceites y las grasas vegetales y las refinerías de azúcar, entre otras.
Por su parte, las exportaciones de productos alimenticios, bebidas y tabaco se han duplicado desde 1990, año en el que el valor exportado fue de 426 millones de dólares y de 870 millones de dólares en 1997.
INDUSTRIAS TEXTIL Y DE LA CONFECCIÓN Este sector está compuesto por más de 7.000 empresas radicadas en todo el país. La importancia de la cadena productiva del textil y la confección se consolida año tras año con un crecimiento que representa cerca del 5% del producto interno bruto. De esta forma, la industria textil colombiana ha llegado a ser la segunda de Iberoamérica, tan sólo después de Brasil. Durante los últimos quince años la producción de telas ha permanecido en niveles constantes. Por su parte, el consumo nacional de textiles ha aumentado de forma permanente desde el año 1991, hasta situarse en 850 millones de metros cuadrados (1996). La producción nacional de confecciones incluye ropa infantil (de la que el país es líder mundial), ropa para mujer y niña, ropa casual de algodón para hombre y mujer, camisetas, pantalones (jeans), chaquetas, ropa interior, trajes de baño y toallas de algodón. En 1997 las exportaciones de textiles y artículos confeccionados totalizaron 865 millones de dólares, cifra que indica un leve descenso con relación al año anterior (4%) y algo más acusada con relación a 1995 (14,5%). Aproximadamente la mitad de las exportaciones textiles se dirigió a los países del Grupo Andino, un 15% a Estados Unidos y un 10% a la Unión Europea. La disponibilidad de zonas francas industriales en diferentes regiones del país que ensamblan y producen íntegramente permite al sector contar con importantes clientes en todo el mundo: Oxford Industry, Levis Strauss, Liz Clairborne, Sprit, Lee, Triumph, entre otros. La ubicación geográfica de Colombia, a cuatro horas de avión o tres días de barco de Miami, es un factor competitivo muy importante para abordar los mercados exteriores. Por su parte, el Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda), afirma en un reciente estudio que el futuro de la moda en los mercados internacionales está en formalizar la línea prét-á-porter, en la cual Colombia puede desarrollar grandes avances ya que sus prendas son de excelente calidad. Para dar a conocer al mundo la realidad del sector, se celebra anualmente la feria Colombia Moda en la ciudad de Medellín, certamen que agrupa las más importantes empresas de la producción nacional y al cual asisten compradores de Europa, Estados Unidos e Iberoamérica.
INDUSTRIAS ELECTRÓNICA E INFORMÁTICA Colombia requiere extender e intensificar cada vez más el uso de las nuevas tecnologías, no sólo para mantener la competitividad de los diferentes sectores industriales (que a medio plazo dependen de un mayor desarrollo de los procesos de producción, distribución y comercialización), sino por las importantes posibilidades que se abren para que el país pueda contar con nichos de mercado en el panorama internacional. El parque de ordenadores instalado, según las estadísticas consolidadas de 1995, es de 1.058.725 equipos; el valor estimado de dicho parque era el mismo año de 3.472,9 millones de dólares ajustados a esa fecha. Asimismo, se ha registrado un auge inusitado en las conexiones a la red Internet. El sector público posee la mayor porción de ese parque, seguido del sector servicios; en los últimos años se aprecia un gran crecimiento en el uso de las nuevas tecnologías en los hogares. La confianza generada por estas industrias se ve representada en la presencia de compañías de gran prestigio internacional como Microsoft, AT&T, IBM y Compaq, entre otras; asimismo, en abril de 1995 fue puesta en marcha la planta de ensamble Uniload, de Acer Computer Colombia. Además, se está creando un terreno propicio para que el país pueda ser tomado como un importante punto de partida de compañías que deseen realizar inversiones y expandirse hacia el mercado andino y la zona del Caribe. El país presenta sus mejores oportunidades en el último eslabón de la cadena productiva: la integración de equipos en sistemas, la distribución, el servicio y el soporte postventa. En estas áreas se dispone de claras ventajas en la región, fundamentalmente por el tamaño del mercado colombiano, por contar con una fuerza laboral mejor preparada y por tener una mayor capacidad de distribuir productos y servicios que los países vecinos. El gremio de la industria electrónica cuenta con un universo de más de 500 empresas. Por su parte, el de la industria informática está compuesto por cerca de 6.000 empresas dedicadas a suplir la demanda de productos y servicios del segmento ofimático nacional; está integrado en su totalidad por los grandes proveedores de software, ordenadores, redes, prestadores del servicio vía satélite, microondas, fibra óptica, líneas telefónicas, etc.