miércoles, 25 de marzo de 2009

miércoles, 11 de marzo de 2009

Actividades del sector primario

Colombia es un país privilegiado por la variedad de climas que posee y por el posible uso, aún no explotado convenientemente, de gran parte de su territorio. Así, de acuerdo con el último estudio sobre zonificación agroecológica, el país tiene un potencial agrícola de 14.274.000 hectáreas, extensión equivalente al 12% de la superficie nacional. Estadísticas recientes indican que el uso agrícola de la tierra se da en 5.320.000 hectáreas, de las cuales cerca de un millón corresponden a cultivos cafetaleros, dato que arroja un claro indicio de la posibilidad de expansión de la frontera agrícola. El trópico cálido representa alrededor del 82% del territorio nacional (93.257.000 hectáreas); en la franja cálida húmeda y muy húmeda se encuentra situado el 96% de las selvas y sabanas; por su parte, en la franja cálida subhúmeda y seca se concentra la mayor intervención de cultivos comerciales de algodón, arroz, caña de azúcar, sorgo, soja, ajonjolí, maní y frutas tropicales.
El sector agrícola ha sido uno de los pilares de la economía colombiana durante muchos años; no obstante, el sector ha sufrido en mayor medida que otros la adaptación al proceso de apertura económica que se viene realizando en los últimos años. Frente a los pobres resultados obtenidos en años anteriores, la crisis del sector comienza a recuperarse a partir de 1993 al variar las condiciones climáticas, después de un año 1992 de intensa y prolongada sequía. Sin embargo, sufrieron descensos de producción -algunos muy importantes- ciertos productos agrícolas que compiten con las importaciones o que dependen primordialmente de la demanda externa, como el algodón o el café; éste último se resintió gravemente con el descenso de los precios durante el período anterior y con el desmantelamiento del sistema de subsidios a los fertilizantes, factores que llevaron a descuidar las prácticas de cultivo y desestimularon las nuevas siembras. Los anteriores factores se reflejaron en la aportación del sector al producto nacional en 1992 (-1,84%) y su incorporación al crecimiento a partir de 1993 (3,24%), situación que prosigue en años sucesivos, aunque en 1996 se experimentó nuevamente un descenso del 0,21%.
Según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, los indicadores de producción agrícola muestran una franca recuperación en casi todos los rubros de la producción, excepto los referidos al algodón y al café, que sufren descensos bastante acentuados cercanos al 50% en el primero y al 11% en el segundo, aunque en éste último influyen otros factores como el retraimiento de la superficie destinada al cultivo, coincidiendo además con las alteraciones de precios y una política coincidente entre los principales países productores. La producción agrícola se completa con otros productos como trigo, azúcar, cebada, maíz, arroz, cacao, tabaco, sorgo y palma, junto con otros de menor importancia en cuanto a su volumen de producción. Entre las frutas destaca el plátano, del que Colombia es de los más destacados productores del área iberoamericana. De igual forma es importante la producción de hortalizas y de flores, que son rubros importantes de exportación en los últimos años.
Colombia es el segundo exportador de café del mundo, sólo después del vecino Brasil, con unas ventas de 10,5 millones de sacos (60 kilogramos/saco) en 1996 por un valor de 1.703 millones de dólares. El mayor volumen exportador se produjo en 1992, año en el que se despacharon 16,5 millones de sacos por valor de 1.321 millones de dólares. El café aportó al producto interno bruto nacional el 1,9% en 1996 mientras que en 1995 alcanzó el 2,3%, debido a un mayor valor de los precios internacionales aunque el volumen exportado fue inferior al de 1996. Colombia disponía de 950.000 hectáreas para el cultivo de café en el año 1995, extensión que equivale aproximadamente a la mitad de la superficie disponible en Brasil y es un 19% más de la dispuesta por México, tercer país iberoamericano en hectáreas dedicadas a este cultivo. No obstante, mientras que Brasil y Colombia prácticamente han mantenido desde 1980 la misma superficie dedicada a este cultivo, México tenía en ese año 329.000 hectáreas y en 1995 disponía ya de 772.000 hectáreas para producir café. Además de estos países, los otros grandes productores de café iberoamericanos son Guatemala, Ecuador, Costa Rica y Honduras, por este orden.
Debido a la creciente diversificación de la economía, el café ya no ocupa el primer lugar dentro de las exportaciones colombianas. En el año 1995 las ventas al exterior de café continuaron su caída en la participación del total exportado por Colombia, llegando a una tasa del 18%; esta tendencia continuó en 1996 a causa de los bajos precios en el mercado internacional, no superando el 15% su participación en el total de las exportaciones del país. Además, las metas fijadas en 1996 preveían el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la Asociación de Países Productores de Café y, por otra parte, debían conservar la participación de Colombia en las exportaciones mundiales del producto. Consciente de la importancia de asegurar otros mercados, el Gobierno nacional continúa esforzándose para facilitar las exportaciones de café industrializado, particularmente soluble y liofilizado; es así como se ha trabajado en la ampliación de la fábrica de liofilizado de Cinchiná, en el departamento de Caldas. Además, se han llevado a cabo otras iniciativas en el exterior, como la inauguración en 1995 de la primera planta de torrefacción de café en China, con aportes de capital colombiano, japonés, de Hong Kong y de la propia China. En cuanto a los avances biológicos, se han desarrollado métodos de control para proteger el grano de la broca y se han ampliado las plantaciones con la variedad colombiana, especie más resistente a la roya.
El banano se concentra básicamente en la costa caribeña, en la región de Urabá y en la zona bananera de Santa Marta. Colombia es el tercer productor mundial de esta fruta con 43.900 hectáreas dedicadas a este cultivo; las exportaciones se dirigen principalmente a la Unión Europea y a Estados Unidos. El país es también el primer exportador mundial de plátano verde, con unas ventas que copan el 60% del mercado norteamericano; las cifras muestran un crecimiento proyectado del 100% anual del mercado para el año 2010, con importantes ventajas competitivas por la calidad de su producto.
Según los datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Colombia disponía en 1996 de casi 3,5 millones de hectáreas dedicadas a cultivo. La superficie cosechada de los cultivos transitorios representa el 53% del total mientras que el resto están destinadas a cultivos de carácter permanente. Entre los productos de cultivos transitorios figuran el ajonjolí, la papa, el algodón, el arroz y el tabaco rubio; entre los cultivos permanentes figuran el banano, el cacao, la caña de azúcar y el tabaco negro, entre otros.
Por lo que a la producción agrícola se refiere, en el año 1996 ésta experimentó un descenso considerable en casi todos los cultivos aunque principalmente en los transitorios, que vieron reducir de forma considerable su producción (-43,41%), mientras que la de los cultivos permanentes repuntó en un 5,65% con relación al año precedente. En los transitorios se apreciaron las mayores reducciones en el ajonjolí, la papa, el algodón y el arroz, mientras que en los cultivos permanentes fue el coco el más afectado (-22,72%). La producción de banano de exportación creció en un 5,3%, registrándose unas ventas cercanas a los 500 millones de dólares. Las ventas a la Unión Europea aumentaron en más del 20%, debido a la entrada en vigor del Acuerdo Marco del Banano que otorga una cuota a Colombia en el mercado de mejores precios para la fruta; en el mercado americano, los envíos de banano a Estados Unidos registraron cierta caída por el menor volumen y la baja en los precios.
Colombia ofrece en el renglón de la economía agrícola un panorama muy interesante para el desarrollo de productos especializados y competitivos, así como un gran potencial en la industria manufacturera de los alimentos. La Asociación Nacional de Industriales señala al respecto cómo esta industria, a raíz del proceso de apertura económica, ha desplegado estrategias de competitividad para lograr una mayor eficiencia en los procesos y mejorar la racionalización de los costos operativos. Los resultados son comparativamente satisfactorios respecto a otros países del área como México, Argentina, Brasil o Bolivia. Las oportunidades en producción agrícola están claramente demarcadas y sobresalen productos como el maíz, el sorgo, la cebada, el trigo, la soja, el ajonjolí, el maní, el tabaco, el azúcar, la palma de aceite, las frutas tropicales y el café en el sector primario del agro; y actividades como la confitería, la chocolatería, los aperitivos, los productos lácteos y la galletería dentro de la industria alimentaria. Otros datos indican las tendencias actuales de expansión del sector: los cereales han venido creciendo con tasas cercanas al 10% anual, situación favorecida por la dinámica de la industria avícola y su creciente demanda de alimentos balanceados; la industria del azúcar está creciendo de manera destacada gracias al aumento de las exportaciones, que pasaron de 723.600 toneladas en 1994 a 862.000 en 1995, y a la expansión del mercado interno por la demanda de productos de panadería, dulces y bebidas; el sector frutícola presenta un interesante porvenir, ya que se calcula que este mercado ya alcanza en Colombia los 500 millones de dólares; además, algunas investigaciones recientes demuestran que el negocio de los zumos ofrece una tasa de crecimiento anual mínima del 15% y del 12% el de frutas frescas, estimándose que la demanda externa crecerá con una tasa del 5% hasta el año 2020. Esta industria cuenta con importantes ventajas comparativas con respecto a otros países: 90 toneladas de producción media por hectárea en algunos sectores de la zona central cafetera colombiana, frente a las 30 toneladas de España y Brasil y a las 34 toneladas en Estados Unidos. Como vimos más arriba, la producción de palma de aceite ha registrado un gran incremento en su área cosechada, así como en los rendimientos, gracias a una mayor tecnificación y a la entrada de los cultivos en una fase de mayor productividad. Se agregan, además, los nuevos usos que se están dando en la industria a este producto, como combustible para vehículos. En el cuatrienio 1995-1998 se adecuarán más de 40.000 hectáreas en proyectos de pequeños regadíos y se iniciarán otras 110.000 hectáreas en proyectos de mediana y gran irrigación, de las cuales 50.000 hectáreas serán procedentes de procesos de rehabilitación de tierras dedicadas ahora a otros fines.
La floricultura ocupa el primer lugar como generadora de divisas dentro de las exportaciones no tradicionales colombianas. En un período no superior a diez años, Colombia se ha convertido en el segundo exportador mundial (sólo después de Holanda) de flores cortadas, con una participación del 10% sobre el total de las exportaciones mundiales. Se cultivan más de 50 tipos diferentes de flores, entre las cuales destacan el clavel, el pompón, la rosa, el clavel miniatura y el crisantemo. El 92% de la producción se desarrolla en la sabana de Bogotá, cuyo clima primaveral es ideal para este tipo de cultivos; el 8% restante se produce en los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca. El 95% de la producción se destina a la exportación. En el año 1979 Colombia exportó flores por valor de 75 millones de dólares y en 1992 la cifra alcanzaba ya los 341 millones; en 1994 el importe exportado fue de 430 millones de dólares y en 1996 se totalizaron 509,9 millones de dólares, cifra que supone un crecimiento del 17% con relación al año anterior. Los principales mercados son Estados Unidos (80%) y la Unión Europea (14%); dentro de este bloque económico destacan el mercado británico y el alemán, con participaciones del 6,2% y del 2,0%, respectivamente, sobre el valor exportado. Dentro de los retos que se plantean al sector los más importantes son la ampliación y renovación de las variedades y las plantaciones, así como la penetración y conquista de nuevos mercados aún inexplorados.
Sector pesquero
La explotación pesquera en Colombia se realiza principalmente de forma artesanal y, pese a los importantes recursos del país, son aún pocas las compañías operando en sus aguas. Esta situación es anómala, ya que el costo de las licencias necesarias es muy económico comparado con el de otros países del área. Las licencias son emitidas por el Instituto Nacional de Pesca (INP), de acuerdo con la capacidad del solicitante; los barcos extranjeros pueden operar en las aguas colombianas a través de una asociación de operadores de licencias locales. El país cuenta con 2.900 kilómetros de costas y grandes recursos pesqueros apropiados para su explotación industrial; no obstante estos datos, la importancia del sector es reducida y su participación al producto nacional es sólo del 1%, tasa muy por debajo de lo que podría suponerse. Dentro del sector, la mayor participación recae sobre la pesca marítima industrial, con el 64% del total.
El balance del año 1995 indica un fuerte aumento de las capturas en las dos costas colombianas: 69.000 toneladas en el Pacífico (56.000 en 1994) y 12.000 toneladas en el Atlántico (2.700 en 1994). Por especies capturadas, son el atún y el camarón las principales, coincidiendo ambas como las de mayor exportación. Uno de los mercados internacionales más atractivos para la industria pesquera colombiana es el conformado por la Unión Europea, gracias a los beneficios arancelarios obtenidos en el Sistema de Preferencias Arancelarias (SGP Andino Agropecuario).
La pesquería de agua dulce representa el 14% del total de la producción. En 1995 la producción nacional acuícola llegó a las 26.000 toneladas, pasando a aportar del 1,6% al 1,8% del producto agropecuario, tasa que indica una recuperación significativa del sector. Existen algunas regiones en el territorio nacional con grandes ventajas para el desarrollo de esta industria: los valles del Meta y del Huila, el departamento de Valle del Cauca y, en general, la costa atlántica. Por otra parte, algunos gremios como la Cámara de la Industria Pesquera, junto con otros entes estatales, están estudiando otras posibilidades industriales como el cultivo del caracol de palo.

Recursos minerales

Colombia dispone de grandes y muy diversos recursos minerales. El carbón constituye el producto más importante tanto por su producción como por el volumen exportado y junto con las esmeraldas hace de Colombia uno de los primeros países del sector. Además de estos minerales, el país cuenta también con grandes reservas petrolíferas; de hecho, el petróleo ha pasado a ser con el café uno de los principales productos de exportación. Otros minerales explotados son el níquel, el oro, el uranio, el manganeso, el cobre, el zinc, la piedra caliza, el yeso, el asbesto, los sulfatos, la sal, la roca fosfórica, etc.
La producción de carbón ha crecido notablemente con el descubrimiento de nuevos yacimientos situados en la península de la Guajira y en zonas vecinas del César. Es un carbón de alta calidad con gran poder calorífico, apto para la producción de energía y con bajo contenido en cenizas. El principal centro de producción se localiza en El Cerrejón, una mina a cielo abierto con una extensión de 38.000 hectáreas y que prácticamente cubre la producción total colombiana: en 1997 superó los 14 millones de toneladas. Las reservas de carbón se estiman en 6.637 millones de toneladas métricas y las comprobadas ascienden a 1.831 millones El sector del carbón genera más de 100.000 empleos directos e indirectos y tiene repercusión en otros sectores como el transporte y la producción de cementos y cerámicas. En el año 1997 las exportaciones de carbón representaron para Colombia unos ingresos de 888 millones de dólares, dato que confirma su importancia para la economía del país. Estas cifras colocan al país como el cuarto exportador de carbón a nivel mundial, calculándose que antes del año 2005 participará con el 10% del mercado internacional.
Con respecto al mineral de hierro, en 1997 la producción ascendió a poco más de 630.000 toneladas, cifra no muy importante si se relaciona con la producción de otros países del área como Brasil, Venezuela, México o Chile. En el mismo año se exportó mineral de ferroníquel por valor de 161 millones de dólares; por su parte, la producción se situó en 51,6 millones de libras, manteniéndose estable desde 1991.
La importancia del sector minero colombiano viene determinado por la notable afluencia de capital extranjero. Así, de los 4.383 millones de dólares que sumaron las inversiones extranjeras en 1997, el 10% se encaminaron al sector de minas y canteras, que presentó un crecimiento del 535% con relación a 1996.
El sector minero es uno de los sectores en el que se esperan cambios y desarrollos espectaculares debido a la importancia que han cobrado los recursos minerales y energéticos como el petróleo y el carbón, desplazando a los tradicionales agropecuarios. La participación del sector minero en el producto interno bruto es creciente, siendo del 2,11% en 1995 frente al 1,18% del año anterior. En 1996 la minería registró un crecimiento del 7,6% debido a los aumentos en la producción de petróleo (7,2%), gas natural (6,1%) y carbón (12,0%). El Gobierno está promoviendo la participación del sector privado en el sector a través de la enajenación de parte de la propiedad de la Nación en el Complejo Carbonífero Cerrejón Zona Norte, la principal mina de carbón del país. La estructuración y valoración del proyecto está siendo estudiada por el consorcio Chase Manhattan-Salomon Brothers. El Plan Quinquenal del Inventario Minero, que debe concluir en el año 2002 y que cuenta con una inversión de 50 millones de dólares, permitirá conocer las verdaderas riquezas minerales del país. El proyecto contempla la cartografía geológica, los mapas temáticos (mineros, geoquímicos y geofísicos), el estudio de diversos proyectos estratégicos para el desarrollo minero y un banco de información mineral que constituirá una fuente de datos clave para los inversores y que asegurará la continuidad de todo el proceso. De la misma forma, para corregir el retraso con relación a otros países de la región se esperan las reformas que sobrevendrán con el Plan de Desarrollo Minero y el nuevo Código Minero; la reforma de esta última norma permitirá una mayor participación de la inversión privada nacional y extranjera. El Proyecto de Ley que está tramitando el Gobierno ante el Congreso de la República contempla la eliminación del régimen de aporte minero, un título único para exploración y explotación minera, un régimen contractual de titularización minera, la eliminación de la reversión minera y un régimen de licitación pública para determinadas áreas, entre otras reformas.
PETRÓLEO

Colombia logró en el año 1990 que el petróleo desplazara al café como primer producto nacional de exportación, tendencia que no pudo afianzarse en los años 1994 y 1995, aunque volvió a ser primer producto exportable en 1996 y 1997 a pesar de que en este último año el café disfrutara de los mejores precios de la historia. Las exportaciones de petróleo y sus derivados alcanzaron los 2.707 millones de dólares en 1997, con un ligero descenso del 6,3% con relación al total exportado en 1996; en el mes de enero de 1998 este concepto supuso 194 millones de dólares. Los dos principales campos petrolíferos se encuentran en la zona de los llanos orientales, ya en la frontera con Venezuela, además de la gran bolsa de crudo de Cusiana. Precisamente el retraso en la puesta en marcha del nuevo módulo de Cusiana, cuya primera producción se demoró hasta ya iniciado el año 1995, fue la causa de los descensos de producción y exportación que se produjeron en los años 1994 y 1995. La industria del petróleo en Colombia presenta un panorama muy favorable y se esperan desarrollos importantes en los próximos años: con 2.900 millones de barriles ocupa el cuarto lugar de Iberoamérica en cuanto a reservas (sólo después de Venezuela, México y Brasil) y el quinto lugar en producción de petróleo después de estos países y de Argentina (720 millones de barriles diarios). La Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), de capital público, consolidó el liderazgo del sector con un balance en el cual destacan grandes los esfuerzos financieros y técnicos en la exploración y producción del proyecto llanero Pie de Monte, la ampliación de las redes de transporte para la creciente producción de hidrocarburos, la instalación de la infraestructura necesaria para la masificación del gas, la modernización de las refinerías y un substancial aumento de las exportaciones.
Debido a la explotación de Cusiana y Cupiagua, la producción conseguida en 1997 fue la más alta de la historia, alcanzando los 720 millones barriles diarios de petróleo y 595 millones de pies cúbicos de gas diarios; para el año 2000 la producción de petróleo debería alcanzar el millón de barriles diarios, según las últimas proyecciones realizadas. Este desarrollo se ha visto activado por la presencia de grandes compañías multinacionales que están aprovechando las ventajas que ofrecen los contratos de exploración y explotación; en 1990 estaban vigentes 40 contratos de asociación y en 1997 se superaron los 100 contratos. La legislación sobre inversión extranjera vigente en Colombia para el sector privado de los hidrocarburos permite dos modalidades: contratos de concesión y contratos de asociación. Los efectos de estas formas de inversión se han mostrado eficaces, ya que en 1997 las inversiones extranjeras en el sector petrolero se elevaron a 890 millones de dólares (20% de la inversión total), aunque con una reducción del 5,1% en relación al año precedente. El sistema de contratación entre el Estado y los inversionistas se realiza a través del contrato de asociación, mejorado recientemente para otorgar mayores beneficios al asociado. Dentro de las principales características de este contrato se puede mencionar que otorga al inversor hasta seis años en la etapa de exploración y 22 años prorrogables para la explotación. La inversión en la exploración corre totalmente por cuenta del inversor, pero cuando se declara la comercialidad del campo la empresa Ecopetrol devuelve la mitad de todos los gastos derivados de la fase de explotación; por su parte, la inversión en explotación se divide en un 50% por cuenta del inversor y otro 50% por cuenta de Ecopetrol, siendo el operador del campo el inversor autorizado. Cuando existen áreas disponibles que nunca han sido solicitadas para su exploración, el primer inversor que la solicite es el adjudicatario directo. Ecopetrol firma entonces un contrato de asociación y, cuando se declara la comercialidad del campo, la distribución de la producción se basa en la rentabilidad propia de cada proyecto (factor R). A efectos tributarios y para que el inversor pueda compensar las utilidades de los pozos de un mismo campo, se toma el consolidado de todos los pozos que componen el campo en lugar de que opere el mecanismo conocido como "ring fence" Además, para hacer más atractivo el negocio de la explotación del petróleo se han creado dos nuevos mecanismos de contratación:
contratos de servicios en campos pequeños, en los cuales Ecopetrol identifica las áreas que tienen potencial para pequeños campos petroleros y ofrece una participación en la producción al inversor privado que quiera participar; y,
contratos de servicio de riesgo para la explotación de los campos que ya están en el final de su vida útil, pero que se desea incrementar con una producción adicional. En estos contratos el riesgo corre por cuenta del inversor, tienen una duración de 20 años y una etapa de evaluación de sólo dos años.
Aunque las estadísticas porcentuales reflejan que la participación del petróleo en la inversión extranjera ha venido disminuyendo, el hecho real es que ha aumentado considerablemente en otros sectores, razón por la que la inversión extranjera en el sector actualmente representa el 30% del total. No obstante, sí ha decaído la inversión privada en las actividades de exploración en los últimos años, situación que lleva añadido que en el año 2005 el país tenga que convertirse en un importador de petróleo si no se adelanta al proyecto Pie de Monte Fase 1 y se intensifica la actividad exploratoria. Para el transporte del petróleo se está construyendo el oleoducto central, por el que fluirán los crudos de Casanare hacia el puerto de servicio privado para el manejo de crudos más grande del país que entró en operación a finales de 1997. El terminal comprende tres tanques de almacenamiento con capacidad para 350.000 barriles de crudo cada uno. La empresa constructora y operadora, Ocensa, se constituyó en 1994 con un 25% de capital de Ecopetrol y un 75% del sector privado. Por otra parte, para enfrentar los riesgos que conlleva una economía basada en el petróleo el Gobierno creó el Fondo de Estabilización Petrolera por el cual se obliga a Ecopetrol, a los departamentos y a los municipios productores de petróleo a consignar parte de sus ingresos en el exterior, de tal forma que cuando decline la producción el país contará con esos recursos para inyectarlos a la economía; su manejo se ha encomendado a la Junta del Banco de la República.
GAS NATURAL

Debido a los hallazgos de Cusiana, Opón y Volcanera, la masificación del gas natural es una realidad y se convirtió en un objetivo gubernamental que, en su aplicación, viene abriendo oportunidades al mercado de capitales y a los usuarios en todo el país.

En el período 1990-1995 la producción de gas natural presentó un incremento anual promedio del 1,9% ocasionado por los aumentos en los volúmenes de producción en el campo de Ballena (Guajira); este campo será el mayor productor en el período 1996-2005, con una participación promedio del 68,5%. No obstante, debe tenerse en cuenta que a partir del año 2003 disminuirá el volumen de gas producido en este pozo. El campo Opón comenzó a operar en 1997 con una producción de 95 millones de pies cúbicos diarios de gas hasta el año 2005 y un aporte del 12% del total nacional.
Según lo previsto en el Plan Nacional de Gas, se espera que la producción total de gas en 1998 alcance los 657,9 millones de pies cúbicos diarios y que el país esté interconectado con una red de gasoductos que haga posible satisfacer la demanda de gas en las zonas norte, centro-oriental y occidental del territorio nacional. El proyecto necesita de una inversión de 4.000 millones de dólares del sector privado, ya que los gasoductos troncales se construyen por el sistema de concesión. En 1997 ya había al menos 10.000 vehículos movidos por propano. Para optimizar el manejo de los excedentes de este gas, se han iniciado los trabajos de una nueva unidad en Barrancabermeja y se ha ofrecido este producto como materia prima para las plantas petroquímicas.
Por su parte, el impulso a la generación termoeléctrica prevé la construcción de plantas térmicas de gas con una potencia total de 1.500 Mw entre los años 1995 y 2000. Estas nuevas instalaciones constituirán uno de los principales factores para promover la industria del gas natural en Colombia. Los yacimientos de gas de la Guajira, Cusiana, Cupiagua y Volcanera permitirán que el gas natural se convierta en el motor de la economía colombiana durante los próximos 40 años.
De acuerdo con la Ley de Privatizaciones (Ley n.º 226 de 1995), que estableció el procedimiento para la enajenación de la propiedad accionarial estatal y por el que se establece el acceso a la propiedad a la inversión privada, en 1996 se vendieron la empresa Promigas a la empresa estadounidense Enro por 105 millones de dólares y Gas Natural a la española Gas Natural Latinoamericana en 1997 por 182 millones de dólares.
NÍQUEl

El níquel es otro de los minerales de gran importancia y del que Colombia puede convertirse en el primer exportador a nivel mundial. El primer centro productor se localiza en Cerromatoso, donde además se encuentra también la planta de refinado; la producción en 1996 fue de 50,5 millones de libras y de 51,6 millones de libras hasta noviembre de 1997. El incremento de los precios en el mercado internacional justifican la viabilidad de las nuevas inversiones aprobadas para aumentar, tanto la producción y el refinado del mineral, como su transformación en ferroaleaciones en la nueva planta en construcción en el departamento de Antioquia. Estos proyectos convertirán a Colombia en el segundo productor de níquel de Iberoamérica, tan sólo después de la República Dominicana.
ORO, PLATA Y PIEDRAS PRECIOSAS La producción de oro colombiana es en la actualidad muy poco significativa. En el año 1996 tan sólo se extrajeron 48.947 onzas troy, cifra que representa un acusado descenso en relación a la producción de 1992 (1.032.600 onzas troy); el abrupto descenso se confirmó en 1997, produciéndose algo más de 16.000 onzas. En la misma situación se encuentra las producciones de platino y plata. En el primer caso, la producción de platino se ha visto reducida notablemente, pasando de 62.871 onzas troy en 1992 a tan sólo 6.072 en 1996; en el caso de la plata se ha pasado de 266.586 onzas troy en 1992 a apenas 6.000 en 1996 y 2.000 hasta noviembre de 1997. Ambas producciones son compradas por el Banco de la República. Por el contrario, Colombia es el primer proveedor mundial de esmeraldas, por lo que se ha creado en Bogotá un centro dedicado a la esmeralda que pretende concentrar toda la oferta y adquirir el prestigio mundial necesario. Los datos de 1994 indican que se exportaron más de siete millones de quilates de esmeraldas, de los que seis millones fueron en bruto, un millón tallado y 13.000 quilates montados sobre joyas, por un valor total de 434 millones de dólares. En 1995 el valor total de la mercancía exportada fue de 452 millones de dólares, mientras que en 1997 descendió hasta 141 millones de dólares. En cuanto a los países compradores, las exportaciones de esmeraldas tienen como destino los mercados de Estados Unidos, Suiza, Japón, Bélgica, España y Hong Kong.

biliografia:
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